No te dejes engañar: Las vacunas salvan vidas

Querido lector

Me complace mucho volver a comunicarme contigo, siempre buscando transmitirte mensajes saludables, desde la perspectiva de mi especialidad, la Medicina Preventiva.

En esta oportunidad quiero hablarte de la responsabilidad de protegerte frente a diversas infecciones a través de una de las maravillosas herramientas de la salud pública, la vacunación, la inmunización. ¿Por qué quiero hablarles de este tema? Porque como habrán notado estamos viviendo tiempos complejos y confusos respecto a este asunto. Y, aunque definitivamente no se trata de nada nuevo, si que las negativas hacia la vacunación viajan mucho más rápidas que en otros tiempos y esto se debe a las redes sociales.

La postura contra las vacunas nació prácticamente con ellas, explico esta afirmación haciendo un breve resumen histórico para contextualizar este fenómeno que esta generando enfermedad y muertes evitables. Por ejemplo, hacia el siglo XVIII, el reverendo Edmund Massey en Inglaterra llamó a las vacunas «operaciones diabólicas”, refiriéndose a ellas como un intento de oponerse a los castigos de Dios sobre el hombre por sus pecados. Una postura similar argumento el reverendo John Williams en Massachusetts en el “nuevo mundo”. Pero no solo los falsos argumentos eran teológicos, por supuesto la inmersión política no se hizo esperar pues a mediados del siglo XIX en Gran Bretaña tras la aprobación de leyes que obligaban a los padres a vacunar a sus hijos emergió la Liga Antivacunas en Londres afirmaba que las personas estaban siendo «invadidas» por el Parlamento y sus leyes de vacunación obligatoria. Esto, obligó al Parlamento británico a aprobar una ley en 1898, que eliminó las sanciones por no cumplir con las leyes de vacunación.

Por supuesto, no puedo dejar de mencionar uno de los grandes antecedentes que revitalizó el movimiento antivacunas, la famosa y desafortunada publicación de un artículo en The Lancet de Andrew Wakefield, exmédico e investigador británico, que daba crédito a la afirmación desacreditada de una conexión entre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) y el desarrollo del autismo en niños pequeños. Por supuesto, los resultados de este estudio fueron desestimados tras investigaciones y Wakefield fue dado de baja del Registro Médico del Reino Unido.

Por fortuna para todos, la ciencia siempre esta allí para descubrirnos la verdad, la epidemiología ha logrado desmontar cada uno de los mitos que rodean a las vacunas y los datos no mienten las “las vacunas salvan vidas”.

Datos de la Organización Mundial de la Salud, nos muestran que, en los últimos 50 años, las vacunas esenciales han salvado al menos 154 millones de vidas, lo que equivaldría a 6 vidas por minuto, cada día, durante cinco décadas. Además, ha contribuido en un 40% a la mejora en la supervivencia infantil, y ahora más niños viven hasta su primer cumpleaños y más que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Por ejemplo, una maravillosa verdad es que la vacuna contra el sarampión por sí sola representa el 60% de las vidas salvadas.  

El camino de la inmunización implica no solo llegar a millones de niños que nunca han recibido una sola dosis, sino también proteger a los adultos mayores de la gripe, a los bebés de la malaria y del Virus Sincitial Respiratorio, a las embarazadas del tétanos y a las niñas/niños del Virus del Papiloma Humano.  

Finalmente, es importante que tengamos presente que actualmente, contamos con vacunas para prevenir más de 30 enfermedades e infecciones potencialmente mortales, lo que ayuda a personas de todas las edades a vivir más tiempo y de forma más saludable. La inmunización previene actualmente entre 3,5 y 5 millones de muertes al año por enfermedades como la difteria, el tétanos, la tos ferina, la gripe y el sarampión. Igualmente, es fundamental para la atención primaria de salud, un derecho humano incuestionable y una de las mejores inversiones en salud que se pueden realizar. Las vacunas también son decisivas para la prevención y el control de brotes de enfermedades infecciosas. Resguardan la seguridad sanitaria mundial y son una herramienta vital en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos.

Prevenir es el camino. ¡Síguelo!

By Shirley B.

https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC6122668

La Importancia de la salud mental

10 de octubre – Día Mundial de la Salud Mental

Hablar de salud incluye hablar del bienestar emocional, psicológico y social, es decir, hablar de salud mental.  Y esta esfera de la salud, hasta hace pocos años pasaba inadvertida y desapercibida, no parecía tener la relevancia que se merece y que por naturaleza le corresponde. Y, entonces, surgirá la duda de muchos de los lectores, ¿por qué ahora sí parece tener importancia la salud mental? Pues bien, porque la evidencia nos va enseñando, a veces tardía y crudamente, que existe un gran deterioro en la población sobre esta esfera de la salud. Es así como, si ya antes de la pandemia se estimaba que una de cada ocho personas en todo el mundo vivía con un trastorno mental, tras la propagación mundial del “nuevo coronavirus” las estimaciones sitúan el aumento de los trastornos de ansiedad y depresión en más del 25% durante el primer año de la pandemia.

Ahora bien, la cuestión es que nuestro estado de salud mental, afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos. También, es aquella que nos ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones saludables. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la edad adulta.

También es importante aclarar una idea errónea que surge con frecuencia, y es que los términos salud mental y la enfermedad mental a menudo se usan indistintamente pero no son lo mismo. Una persona puede experimentar problemas de salud mental y no ser diagnosticada con una enfermedad mental. Asimismo, una persona diagnosticada con una enfermedad mental puede experimentar períodos de bienestar físico, mental y social .

Bien, teniendo en cuenta el impacto del problema que he “ultra resumido”, nos planteamos un gran interrogante: ¿el panorama puede cambiar?, es posible lograr que la población pueda dejar de enfermar mentalmente? Para dar respuesta a esta cuestión, tomaré unas cuantas ideas e iniciativas en las que esta trabajando la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las cuales traza para los países miembros como el camino a seguir y que han denominado “caminos hacia la transformación»:

  • Profundizar el valor otorgado a la salud mental por individuos, comunidades y gobiernos; y emparejar ese valor con el compromiso, la participación y la inversión de todas las partes interesadas, en todos los sectores.
  • Reformar las características físicas, sociales y económicas de los entornos (en los hogares, las escuelas, los lugares de trabajo y la comunidad en general) para proteger mejor la salud mental y prevenir las afecciones de salud mental.
  • Fortalecer la atención de la salud mental para que se satisfaga todo el abanico de necesidades de salud mental a través de una red comunitaria de servicios y apoyos accesibles, asequibles y de calidad.

Supongo que llegados a este punto más de un lector pensará que las directrices de la OMS son muy “abstractas” y poco aterrizadas. Lo cierto, es que necesariamente debe trabajarse desde los gobiernos y políticas de estado para aplicar medidas preventivas sostenibles y así evitar o mitigar las graves violaciones de derechos humanos, discriminación y estigma que a menudo sufren las personas con problemas de salud mental.

… y a nivel individual, ¿qué podemos hacer para proteger nuestra salud mental?

Para prevenir los problemas de salud mental, es importante que tengamos en cuenta y practiquemos las siguientes recomendaciones, no las pierdas de vista:

  • Cuida tu cuerpo.
    • Practica la actividad física rutinariamente
    • Aliméntate saludablemente, manteniendo una dieta balanceada
    • Duerme 8 horas al día.
    • Elije no beber alcohol o evitar el exceso en el consumo de alcohol.
    • Evite el uso indebido de opioides recetados y evite el uso de opioides ilícitos. También evite mezclarlos entre sí o con cualquier otra droga.
    • Evite fumar y el uso de productos de tabaco, incluidos los cigarrillos electrónicos. 
    • Continúe con las medidas preventivas de rutina, incluidas las vacunas , los exámenes de detección de cáncer y otras pruebas recomendadas por su médico.
  • Planifica un tiempo para relajarse. Trate de hacer actividades que disfrute.
  • Conéctate, habla con personas de confianza sobre tus preocupaciones y cómo te sientes.
  • Descansa de ver, leer o escuchar noticias, incluidas las de las redes sociales. Es bueno estar informado, pero escuchar constantemente sobre eventos adversos puede generar estado de estrés aumentado. Considere limitar las noticias a solo un par de veces al día y desconectarse de las pantallas del teléfono, la televisión y el ordenador (computador) por un tiempo.
  • Buscar ayuda profesional también pueden ayudar.

Si quieres conocer más sobre las medidas de prevención suscríbete a mi blog o envía un correo a contacto@shirleyperez.com y te compartiré información detallada.